SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Este día la Iglesia celebra la solemnidad litúrgica de Santa María, Madre de Dios; pero también es la octava de Navidad y la fiesta de la circuncisión de Jesús, cuando le impusieron su nombre. La liturgia no puede dejar de tener en cuenta que hoy también es el primer día del año civil y la Jornada Mundial de la Paz.
Uno de los principios cardinales sobre los que gira la vida cristiana consiste en que “Dios comienza siempre de nuevo”. Con Dios todo puede comenzar de nuevo. Hoy también. Ahora también. Por eso es bueno comenzar el año nuevo con voluntad de renovación.
Hoy también deberíamos de agradecerle a Dios la vida que nos ha concedido y que nos sigue conservando para poder comenzar un año más en nuestra existencia.
Dios nos va a acompañar en nuestro caminar a lo largo de estos 12 meses y nos va a sostener y ayudar en las dificultades y en los obstáculos que podamos tener. Nos va a dar el ánimo necesario para seguir adelante, para que no caigamos y nos hundamos; nos va a ofrecer su perdón y su reconciliación, nos va a seguir diciendo que nos ama y que desea que seamos inmensamente felices en esta vida y, definitivamente, en la del más allá. Por ello hemos comenzado el año escuchando una especial bendición de Dios. La 1ª lectura, del libro de los Número, nos la recordaba esa bendición de Dios y la presencia continua de Dios en el transcurso de nuestros días.
Dios va a ser nuestro compañero de camino y de fatigas a lo largo de todo este año; se va a alegrar con nuestras alegrías; se va a gozar con nuestros éxitos; le va a doler nuestros sufrimientos y va a compartir nuestras preocupaciones.
Pero hoy también al comenzar este año nuevo lo hacemos recordando y celebrando a Santa María, Madre de Dios.
La maternidad había sido siempre considerada como una bendición de Dios hacia la mujer y su marido. En la época de Jesús, y en muchas sociedades posteriores ha significado la maternidad una bendición de Dios. Para un cristiano así debe ser también. Sin embargo, lamentablemente hoy la maternidad es considerada por muchas mujeres como un freno, como una condición negativa que coarta su libertad y su desarrollo humano. Algunas mujeres ven la maternidad como algo rechazable, en vez de verlo como una bendición de Dios. María, por el contrario, aceptó ser madre, aceptó libremente llevar a cabo los planes de Dios para salvar a este mundo.
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