XV DOMINGO ORDINACIO (CICLO C)
La dirección web es : http://igfergon.com.mx
XV DOMINGO ORDINACIO (CICLO C)
Las lecturas de este domingo son una
invitación a amar a Dios y al prójimo y vivir así una vida en plenitud.
La 1ª lectura del libro
del Deuteronomio nos invita a poner a Dios en el centro de nuestra vida y a
amarlo con todo el corazón. ¿Cómo? Escuchando su voz en lo íntimo del
corazón. Tenemos que escuchar, prestar atención a lo que Dios nos dice,
porque lo que Dios nos dice nos tiene que interesar enormemente para nuestra
vida.
Ante Dios que nos habla al corazón no
tengamos una postura pasiva, dejando que las palabras de Dios nos
resbalen, como el agua resbala por una superficie grasosa. Cuando Dios habla hay que escucharlo porque
nos ama.
Escuchar a Dios significa que debemos cumplir
sus mandamientos. A veces creemos
que los mandamientos de Dios están por encima de las posibilidades del hombre
normal, pensamos que los mandamientos superan las fuerzas humanas. Y creemos que sólo unos pocos superhombres
pueden cumplirlos.
Si esto fuera así, Dios sería un
monstruo, porque exigiría al hombre lo que jamás el hombre podría cumplir. Lo que Dios nos manda que cumplamos no es
algo para superhombres, no es algo inalcanzable.
La 2ª lectura de San
Pablo a los Colosenses nos presenta un himno de acción de gracias a
Cristo porque Él es el centro alrededor del cual se construye la
historia y la vida del creyente.
Para nosotros Cristo tiene que ser el
centro de nuestra vida. Nuestra vida no
puede estar centrada y basada en cosas secundarias que no son el Señor.
Hay que estar muy atentos porque hay
ídolos, poderes o incluso “santos” en quienes centramos nuestra vida y
nos desviamos de Cristo. El Señor no
puede ser para nosotros solamente un hombre bueno, que dio la vida por un
ideal, pero que no ocupa el centro de nuestra vida.
Quien quiera llegar a encontrarse con
Dios no tiene otro camino que Cristo.
Quien quiera llegar a ser perfecto no puede hacerlo al margen de
Cristo. Quien quiera iniciar un camino
de conversión para volver a Dios Padre, no puede hacerlo sino en Cristo y con
Cristo.
La pregunta del doctor de la Ley, es la
pregunta que todos los hombres nos hacemos: “¿qué hacer para llegar a la
vida plena, a la felicidad? ¿Cómo dar, verdaderamente, sentido a la vida?”
La respuesta a estas preguntas es: “haz
de Dios el centro de tu vida, ámalo y ama también a tu prójimo” Sólo desde el amor a Dios y al prójimo
alcanzaremos nuestra realización plena.
Hoy, por desgracia, vivimos en un
mundo globalizado pero individualista.
Nos preocupamos nada más que de nosotros mismos y no de los demás ni de
Dios. Vemos a los demás como una amenaza
para nuestros intereses, e incluso en nombre del respeto a la libertad del
otro, lo dejamos que “viva como quiera” “que haga lo que quiera”, aunque
se esté destruyendo y acabando con su vida.
No podemos construir nuestra vida desde
el aislamiento y la soledad, viviendo distanciados unos de otros y sin
importarnos lo que ocurre a nuestro alrededor o lo que le ocurre a los que
viven cerca de nosotros.
Cuantas veces por no complicarnos la
vida, o porque así están las leyes, o porque decimos que “ellos se lo han
buscado” o porque es obligación del gobierno, no ayudamos a los demás. Lo que otros hagan o dejen de hacer no
justifica nuestra pasividad.
No olvidemos nunca que “al atardecer
de nuestra vida nos examinarán en el amor a Dios y al prójimo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario