Vistas de página en total

martes, 5 de febrero de 2019

V DOMINGO ORDINARIO (CICLO C)
 
Te invito a visitar mi nueva página web donde encontrarás: homilía dominical, homilía diaria, misal diario (con oraciones y lecturas), subsidios litúrgicos para la sede, artículos de liturgia, artículos sobre la catequesis, artículos sobre Realismo Existencial, Artículos sobre el Rostro humano de Internet, Artículos y opiniones, Videos y Fotos.

La dirección web es : http://igfergon.com.mx

V DOMINGO ORDINARIO (CICLO C)
 
Las lecturas que acabamos de proclamar nos presentan el tema de la vocación.  Todos hemos sido llamados por Dios y de Él hemos recibido una misión para llevarla a cabo en el mundo.
 
La 1ª lectura nos ha narrado la vocación del profeta Isaías.  El profeta, ante el llamado de Dios, tiene miedo porque él sabe que él es un pecador y por eso no merece estar en la presencia de Dios.  Pero el amor misericordioso de Dios lo purificó y lo preparó para ser profeta purificando sus labios para que sea un instrumento que anuncie la Palabra de Dios.
 
Todos hemos sido llamados para algo.  Cuántas veces hemos oído decir a alguien: “yo he nacido para esto” y también hemos oído decir: “yo no he estoy hecho para esto”.  Todo hombre y toda mujer se sienten llamados a desempeñar algún papel, a ejercer una función, a tener un objetivo en la vida.
 
Cada uno de nosotros tiene su historia de vocación: de muchas formas Dios entra en nuestra vida, nos desafía para una misión, y pide una respuesta positiva a lo que Él nos propone.  Dios, día a día nos va diciendo lo que quiere de nosotros.
 
La misión que Dios nos propone está, muchas veces, llena de dificultades, de sufrimientos, de conflictos, de enfrentamientos.  Por eso, cuando Dios nos encomienda una misión en esta vida, esa misión puede resultarnos una cruz difícil de llevar, de ahí, que muchas veces rehusamos y evitamos cumplir con la misión que Dios nos encomienda.
 
Por ello, hemos de vencer la apatía, y la comodidad que nos impide llevar a cabo la misión a la que Dios nos ha destinado.  Es preciso también que tomemos conciencia de nuestras limitaciones y defectos, pero éstos no pueden servir de disculpa para no realizar la misión que Dios nos quiere confiar.  Si Dios nos pide un servicio, Dios nos dará la fuerza para superar nuestras limitaciones y para cumplir lo que me pide.  Lo que hemos de hacer siempre es hacer la voluntad de Dios.
 
¿Estamos listos, como el profeta Isaías, para decirle a Dios: “Aquí estoy Señor, envíame?”  Hay que ponerse a la disposición de Dios, para lo que Él quiera.
 
La 2ª lectura de san Pablo a los Corintios nos presenta a san Pablo reconociendo que él fue un perseguidor de la Iglesia, pero ahora se siente orgulloso de haber sido elegido y enviado por Dios a predicar.
 
Lo que san Pablo enseña, él lo ha recibido de los apóstoles, los cuales iban repitiendo lo que Jesús había hecho y enseñado.
 
El cristianismo se irá extendiendo de una generación a otra de un modo parecido a como una antorcha olímpica o una carrera de relevos, la llama o el protagonismo va pasando de unos a otros.
 
Nosotros hemos recibido la fe gracias a los que la han vivido antes que nosotros y nos la han transmitido. Ahora somos nosotros los llamados a pasarla a quienes vienen después. No digamos ahora que, en nuestra generación, la cadena se está rompiendo. Que los hijos no aceptan lo que les transmiten sus padres. Que somos incapaces de cumplir esta misión.
 
Todos tenemos que dar testimonio de nuestra fe y ser transmisores de la Tradición de la Iglesia, todos tenemos que ser continuadores de la tarea de los primeros apóstoles.
 
El Evangelio de san Lucas nos ha relatado el encuentro de Jesús con Pedro, Santiago, Juan y sus compañeros pescadores.  Jesús se acerca a ellos, les pide que tengan confianza y los invita a echar de nuevo las redes.  Y se realizó lo imposible, la pesca abundante.
 
En este episodio se encierra como resumido todo lo que es y supone nuestro ser cristiano.   Primero el encuentro con Jesús. Y esto es fundamental.  Y aquí se impone que nos preguntemos por nuestra fe.  ¿Por qué soy yo cristiano?
 
Para ser cristiano no es suficiente con haber nacido en un pueblo y en una familia cristiana.  Para ser cristianos hay que encontrarse con Cristo.  ¿Y cómo encontrarnos con Cristo si no lo conocemos, si rezamos poco y cuando lo hacemos es para pedir cosas? ¿Y cómo podemos encontrarnos con Cristo si no somos solidarios con los demás?
 
Jesús sigue llamándonos a todos a adherirnos a Él, a que no haya nadie ni nada más importante que Él en nuestras vidas.  Jesús sigue llamándonos por medio de la Iglesia, de los que nos rodean, de todos los que nos necesitan. 
 
Jesús nos llama a ser su voz que anuncia el amor de Dios y denuncia la injusticia,  Jesús nos llama a ser sus manos que consuelan y socorren al desvalido,  Jesús nos llama a ser sus pies para recorrer el mundo y anunciar por todos los caminos la Buena Noticia de un Dios que nos ama con locura. 
 
Aquellos pescadores, Pedro, Juan y Santiago, se dejaron seducir por Jesús, ¿seremos nosotros capaces también de dejarnos seducir por Él y ser tan valientes como ellos para dejar nuestra comodidad para seguirlo a Él?
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario