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martes, 23 de enero de 2018


MONICIONES PARA EL 4º DOMINGO ORDINARIO

 
MONICION DE ENTRADA:

Estos primeros domingos del año nos van presentando, poco a poco, quién es Jesús de Nazaret.  En el Evangelio de hoy escucharemos cómo se extendía su fama.  Ante Jesús y su Evangelio la gente reaccionaba, no quedaba impasible.

Nosotros, ahora, nos disponemos a encontrarnos con Él, escuchando su palabra y acogiéndolo en su entrega por nosotros y por todos los hombres.  Ojalá este encuentro con el Señor no nos deje impasibles.  Ojalá mueva nuestros corazones hacia la comunión con Él, hacia la práctica del amor.

MONICION A LA PRIMERA LECTURA:

La Palabra de Dios se dirige a su pueblo, y se vale de un instrumento: el profeta.  La debilidad del profeta contrasta a menudo con la fuerza poderosa de la Palabra que lleva y cae sobre la historia.  El profeta no puede ser portavoz de sus propias opiniones y de los intereses de otras divinidades.

MONICION A LA SEGUNDA LECTURA:

Pablo tiene muy claro que, en ningún caso, la legítima autoridad que tiene para aconsejar debe ser en detrimento de la libertad que tienen los cristianos para escoger lo que parezca mejor.  Los carismas, si no son practicados libremente, pueden convertirse en una carga pesada, en un verdadero contrasigno.

ANTES DEL ALELUYA:

El Jesús ungido por el Espíritu, señalado por Juan como el Cordero de Dios, que predica la llegada del Reino y la necesidad de conversión, es el Jesús que habla y actúa con autoridad: la autoridad que es de Dios.  Él es el Santo de Dios, Él es nuestro camino.

Oración Universal: Oremos juntos a Dios para que no deje nunca de estar presente en la Iglesia, en el mundo, en cada uno de nosotros.

Responderán diciendo: Te lo pedimos, Señor.

-Por la Iglesia, para que escuche y predique con fidelidad y fuerza la palabra de Dios que Jesús le ha entregado.  Oremos.

-Por los jóvenes y niños de todo el mundo, para que cada día puedan vivir más según la dignidad querida por Dios.  Oremos.

-Por los más pobres, por los que más sufren, para que encuentren en nosotros ayuda sincera, y así descubran la mano amorosa de Dios.  Oremos.

-Por los que están de viaje, por los enfermos y prisioneros, por los pobres y todos los que sufren.  Oremos.

-Por los padres de familia: para que a través de su autoridad en el hogar, se dediquen más a amar y ser amados que a crear un ambiente de temor. Oremos.

Padre bueno, que escuchas siempre la súplica de quien espera en ti, haz que vivamos en la gozosa libertad de los hijos de Dios y sostenidos por la Madre de Cristo, nuestro Salvador, podamos difundir por el mundo la alegre noticia de la redención.  Por Jesucristo, nuestro Señor.

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