MONICIONES PARA EL 4º DOMINGO ORDINARIO
MONICION
DE ENTRADA:
Estos
primeros domingos del año nos van presentando, poco a poco, quién es Jesús de
Nazaret. En el Evangelio de hoy
escucharemos cómo se extendía su fama.
Ante Jesús y su Evangelio la gente reaccionaba, no quedaba impasible.
Nosotros,
ahora, nos disponemos a encontrarnos con Él, escuchando su palabra y
acogiéndolo en su entrega por nosotros y por todos los hombres. Ojalá este encuentro con el Señor no nos deje
impasibles. Ojalá mueva nuestros
corazones hacia la comunión con Él, hacia la práctica del amor.
MONICION
A LA PRIMERA LECTURA:
La
Palabra de Dios se dirige a su pueblo, y se vale de un instrumento: el
profeta. La debilidad del profeta
contrasta a menudo con la fuerza poderosa de la Palabra que lleva y cae sobre
la historia. El profeta no puede ser
portavoz de sus propias opiniones y de los intereses de otras divinidades.
MONICION
A LA SEGUNDA LECTURA:
Pablo
tiene muy claro que, en ningún caso, la legítima autoridad que tiene para
aconsejar debe ser en detrimento de la libertad que tienen los cristianos para
escoger lo que parezca mejor. Los
carismas, si no son practicados libremente, pueden convertirse en una carga
pesada, en un verdadero contrasigno.
ANTES
DEL ALELUYA:
El Jesús ungido por el Espíritu, señalado por Juan como el Cordero de
Dios, que predica la llegada del Reino y la necesidad de conversión, es el Jesús
que habla y actúa con autoridad: la autoridad que es de Dios. Él es el Santo de Dios, Él es nuestro camino.
Oración Universal: Oremos juntos a Dios para que no deje
nunca de estar presente en la Iglesia, en el mundo, en cada uno de nosotros.
Responderán
diciendo: Te lo pedimos, Señor.
-Por
la Iglesia, para que escuche y predique con fidelidad y fuerza la palabra de
Dios que Jesús le ha entregado. Oremos.
-Por
los jóvenes y niños de todo el mundo, para que cada día puedan vivir más según
la dignidad querida por Dios. Oremos.
-Por
los más pobres, por los que más sufren, para que encuentren en nosotros ayuda
sincera, y así descubran la mano amorosa de Dios. Oremos.
-Por los que están de
viaje, por los enfermos y prisioneros, por los pobres y todos los que
sufren. Oremos.
-Por
los padres de familia: para que a través de su autoridad en el hogar, se
dediquen más a amar y ser amados que a crear un ambiente de temor. Oremos.
Padre bueno, que escuchas siempre la súplica de quien espera
en ti, haz que vivamos en la gozosa libertad de los hijos de Dios y sostenidos
por la Madre de Cristo, nuestro Salvador, podamos difundir por el mundo la
alegre noticia de la redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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