MONICIONES
PARA EL VI DOMINGO ORDINARIO
MONICION DE ENTRADA:
La Iglesia siempre cercana a todos los
hombres, trae hoy ante el altar a los que nosotros descartamos; a esos que no
les hacemos sitio en nuestras eucaristías, a esos a los que se les impide
levantar la voz para que no reclamen justicia. Pero a este egoísmo que llevamos
tan dentro se opone a la lógica de Jesús que no le dice al leproso: ten
paciencia, aguanta un poco, debes aceptar, soporta la situación. Le responde
sin rodeos: “Quiero, queda limpio”. Después de ver este hecho ¿Qué diremos hoy
a estos que nos tienden la mano? ¿Somos conscientes de que los bienes de la
tierra son de todos?. El Señor, siempre paciente, espera la respuesta.
El Levítico da
una serie de normas para aquellos que, de una u otra forma, contraigan una
impureza legal. El que contrajera
alguna de esas dolencias, en su mayoría contagiosas, tenía que ser presentado
al sacerdote para que viese si realmente existía aquella enfermedad y, en su
caso, tomar una serie de medidas de tipo terapéutico y preventivo. De ese modo
se evitaba, dentro de lo posible, que la enfermedad se extendiera.
MONICION A LA SEGUNDA LECTURA:
Pablo orienta a los cristianos de
Corinto para que procedan en la cuestión de los alimentos conforme a su recta
conciencia, buscando la gloria de Dios y la edificación de la Iglesia.
ANTES DEL ALELUYA:
Otro leproso aparece de nuevo en las
páginas bíblicas, donde se recoge la vida misma, tan llena a menudo de dolor y
de calamidades Un leproso que acude confiado y audaz a Jesús, que tanto poder
tiene y tanta compasión muestra ante las penas del hombre. Y el Señor atiende
su petición y lo cura.
Oración
Universal: Imploremos hermanos, al Dios de misericordia y pidámosle su ayuda
para poder invocar su nombre con sentimientos que le agraden.
Responderán diciendo: Escúchanos, Padre.
-Por nuestros gobernantes, para que bajo
su dirección tengamos una vida feliz y pacífica. Oremos.
-Por la conservación de la naturaleza,
por la abundancia de las cosechas y por el progreso del mundo. Oremos.
-Por nuestros familiares y amigos que
han muerto en la esperanza de la resurrección, para que Dios les conceda el
reposo eterno. Oremos.
-Por los débiles que se ven oprimidos y
por los justos que sufren persecución.
Oremos.
-Por la Iglesia, para que, atenta a las necesidades de
los que más sufren, sea la voz de los sin voz, la denuncia de todo lo injusto
que deshumaniza a las personas. Oremos.
Padre de todos,
con humildad te dirigimos estas oraciones.
Realiza esto que esperamos y danos valentía para comprometernos en lo
mismo que te hemos pedido. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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