JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
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JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Hoy es el último domingo del año litúrgico. El próximo domingo empezaremos un nuevo año
litúrgico con el tiempo de Adviento. Y
para terminar el presente año, lo hacemos con una fiesta especial con la
solemnidad de nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.
La fiesta de hoy es como un resumen del año, un
resumen de todo lo que hemos celebrado y vivido los cristianos durante todo el
año.
La 1ª lectura del profeta Daniel, anuncia que Dios va
a intervenir en el mundo, para eliminar la crueldad, la ambición, la violencia,
la opresión que marcan la historia de los reinos humanos.
Los reinos construidos por los hombres se basan, muchas
veces, en el poder y son generadores de explotación, de miseria, de
violencia. Ante este panorama hay que
preguntarse: ¿la humanidad estará condenada a vivir bajo el dominio de la injusticia
y de la opresión? ¿Nos llegaremos a
liberar algún día de esta cultura de muerte?
El profeta Daniel nos dice que el reino del mal no será
eterno y que Dios intervendrá en la historia para destruir las fuerzas de
muerte que impiden al hombre alcanzar la libertad, la paz y una vida plena.
En una época en la que los imperialismos, los
fundamentalismos, la ceguera de algunos líderes de las naciones poderosas,
multiplican el sufrimiento de tantos hombres y mujeres, el profeta Daniel nos
invita a la esperanza y a la confianza: Dios no abandona a su Pueblo y sabrá
derrumbar a todos los poderes humanos que impiden la realización plena del
hombre.
La 2ª lectura del libro del Apocalipsis, nos presenta
a Jesús como el principio y el fin de todas las cosas.
Nuestra vida no es un camino sin salida, no estamos
destinados al fracaso, sino que nuestra vida está destinada a formar parte
de ese reino nuevo de vida y de paz que Jesús vino a anunciar y a ofrecer a
todos los hombres.
Como creyentes estamos invitados a ver a Jesús como el
centro de la historia y a poner a Jesús como el eje fundamental alrededor del
cual tenemos que construir nuestra existencia y nuestro mundo.
El Evangelio de san Juan, nos presenta a Jesús
asumiendo su condición de rey frente a Pilato.
El siglo XXI están marcado por una profunda crisis de
liderazgo mundial. Los grandes líderes de las naciones son, frecuentemente,
hombres con una visión muy limitada del mundo, que no se preocupan por el bien
de la humanidad y que, dirigen sus políticas de acuerdo con ambiciones
personales o intereses particulares. Nos sentimos, a veces, perdidos e
impotentes, arrastrados hacia un agujero sin salida por líderes mediocres,
prepotentes e incapaces de saber gobernar para el bien de la humanidad.
Sin embargo, esta realidad, no debe llevarnos al desánimo
porque sabemos que Cristo es nuestro Rey, que Él preside la historia y que, a
pesar de los fallos de los hombres, Él continúa caminando con nosotros y
señalándonos por dónde debemos ir para alcanzar la salvación y la vida.
Jesús, nuestro Rey, se presenta a los hombres sin ninguna
ambición de poder o riqueza, sin el apoyo de grupos de presión que marcan los
valores y la moda, sin ningún compromiso con multinacionales. Ante los hombres, Jesús se presenta sólo,
indefenso, armado únicamente con la fuerza del amor y de la verdad.
Como Jesús, también nosotros tenemos la misión de luchar, no
con la fuerza del odio y de las armas, sino con la fuerza del amor contra todas
las fuerzas de explotación, de injusticia y de muerte que reinan hoy en nuestro
mundo.
Hoy también Jesús decía: “Mi reino no es de este mundo”. Esta afirmación de Jesucristo, ante Pilato,
corre el peligro de ser mal entendida, haciendo de Cristo y de su Reino algo
ajeno al mundo. Por ello,
encontramos a personas que piensan que Cristo y el cristianismo tienen que
estar ajenos a lo que pasa en el mundo, a lo que pasa a los seres humanos, a
sus hijos. Estas personas se olvidan de
que “Dios amó tanto a este mundo que le entregó a su Hijo”. No podemos pues, entregarnos a Cristo,
comprometernos con Cristo y no estar comprometidos con todos los asuntos de
este mundo.
La fe no es algo privado y no podemos decirle a la gente que
busquen la felicidad solamente allá en el cielo, después de la muerte, y que
nos olvidemos de esta tierra.
Jesús es un rey que “ha venido a este mundo” a
instaurar un reino de amor y de justicia, un reino que debe crecer en medio de
los hombres, sus vidas e instituciones, sus luchas y sus problemas. No podemos crear pues, un cristianismo ajeno
a los problemas de los hombres, angustias y dolores de los hombres.
Hoy es un día especial para que renovemos nuestra adhesión
al Señor, diciéndole que lo aceptamos como Rey y Señor de nuestras vidas, que
queremos caminar un año más con Él, de su mano, con confianza de que Él nos
protege, nos cuida y nos guía por el camino que conduce al Padre.
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