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lunes, 7 de abril de 2025

 

DOMINGO DE RAMOS (CICLO C)

Con la celebración del Domingo de Ramos damos comienzo a la Semana Santa, la gran semana cristiana.  Semana que dio origen a nuestra fe y a nuestras comunidades cristianas.  Semana en la que vamos a acompañar al Señor en los últimos días de su vida.  Semana de la pasión, muerte y resurrección del Señor.

Celebrar la  Semana Santa es descubrir en toda su hondura el drama del hombre ante Dios. Drama de vida y de muerte, de traición y de eterna felicidad.

Nosotros, como los discípulos y los judíos, unas veces hemos aclamado a Cristo con entusiasmo como Rey y después lo hemos traicionado y abandonamos tantas veces, nos convertimos, por nuestra debilidad y por nuestro pecado en protagonistas de la Pasión, tal como la hemos escuchado en el Evangelio.  Ante la Pasión de Jesús no podemos ser meros espectadores pasivos. Cada uno de nosotros estábamos allí, entre aquellos judíos o aquellos discípulos, porque Jesús ofrecía su vida también por cada uno de nosotros. Y es que, para cada uno de nosotros es el relato de cuando nuestro mejor amigo entregó y perdió la vida por todos, por mí, por ti.

¡Cuántos sufrimientos físicos padeció Jesús por cada uno de nosotros para salvarnos, para pagar nuestro rescate! Y, como hemos leído en la 1ª. Lectura de Isaías, los sufrió sin quejarse en ningún momento. “No he opuesto resistencia ni me he echado para atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, la mejilla a los que me tiraban de la barba. No respondí a insultos y salivazos”.

Comencemos la Semana Santa con un nuevo ardor y dispongámonos a ponernos al servicio de Jesús. Tratemos de mantenernos con coherencia entre la fe y la vida. Que nuestro grito de júbilo de hoy, no se convierta en el “crucifíquenlo” del Viernes. Que nuestro ramos, no se marchiten en la manos y se conviertan en ramas secas.

Por eso esta semana, vivamos la Semana Santa.

Vivir la semana Santa es acompañar a Jesús desde la entrada a Jerusalén hasta la resurrección.

Vivir la semana Santa es descubrir qué pecados hay en mi vida y buscar el perdón generoso de Dios en el Sacramento de la Reconciliación.

Vivir la Semana Santa es afirmar que Cristo está presente en la eucaristía y recibirlo en la comunión.

Vivir la Semana Santa es aceptar decididamente que Jesús está presente también en cada ser humano que convive y se cruza con nosotros.

Vivir la Semana Santa es proponerse seguir junto a Jesús todos los días del año, practicando la oración, los sacramentos, la caridad.

Semana Santa, es la gran oportunidad para detenernos un poco. Para pensar en serio. Para preguntarse en qué se está gastando nuestra vida. Para darle un rumbo nuevo al trabajo y a la vida de cada día. Para abrirle el corazón a Dios, que sigue esperando. Para abrirle el corazón a los hermanos, especialmente a los más necesitados.

Semana Santa, es la gran oportunidad para morir con Cristo y resucitar con Cristo, para morir a nuestro egoísmo y resucitar al amor.

Qué vivamos unos días santos.