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martes, 9 de enero de 2018


II DOMINGO ORDINARIO (CICLO B

Una vez terminado el ciclo navideño, hemos comenzado el tiempo litúrgico llamado tiempo ordinario que será interrumpido por la cuaresma.  Este domingo las lecturas nos invitan a seguir a Jesús, a acoger los retos de Dios, a identificarnos con Jesús para seguirlo.
La 1ª lectura, del primer libro de Samuel, nos presenta la historia de la vocación de Samuel.  Samuel es un joven que siente que alguien lo llama, siente una llamada en el interior de su corazón y responde: “Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad”
Son tantas nuestras ocupaciones y preocupaciones que se nos hace difícil disponer de tiempo y de silencio para escuchar a Dios y para platicar con Él.  Si queremos relacionarnos con Dios necesitamos escucharlo.  Quizá estamos muy acostumbrados a hablarle a Dios, pero hay que acostumbrarse a escucharlo como Samuel que le dijo “habla Señor que tu siervo escucha”.
Hay que descubrir qué es lo que Dios quiere decirnos en medio de las circunstancias de nuestra vida.  Para ello es necesario la oración y la lectura de la Palabra de Dios.  Si queremos escuchar qué es lo que Dios quiere decirnos, lo tenemos que hacer conociendo su Palabra.  Y hemos de escuchar a Dios para hacer su voluntad. 
Hoy nos puede parecer difícil escuchar la voz de Dios y hacer su voluntad porque en nuestra sociedad actual hay demasiadas voces con mensajes publicitarios, políticos, sociales que no tenemos tiempo para hacer silencio y escuchar la voz de Dios. Son muchas las voces que oímos todos los días, vendiendo propuestas de vida y de felicidad.  Muchas veces esas voces nos confunde, nos engañan y nos conducen por caminos donde la felicidad no está, no se encuentra.
Hay que mostrar ante Dios una total disponibilidad, apertura y entrega, a través de la oración y de su Palabra para escuchar su voz y responder a las llamadas que Dios nos está haciendo.
La 2ª lectura, de la 1ª carta de San Pablo a los Corintios, nos enseña que seguir a Cristo puede traernos conflictos.  Nos decía San Pablo: “glorifiquen a Dios con el cuerpo”.
Esta lectura nos ilumina sobre una correcta valoración de la sexualidad.  La sexualidad es una importante y positiva dimensión de ese cuerpo que es para el Señor y en el que también se realiza el hombre como persona.  La sexualidad tiene que ser un encuentro, relación, intercambio, entrega personal y no una simple acción egoísta de la persona.
La sexualidad forma parte de nuestro ser; si la entregamos al comercio y al egoísmo, pierde todo el valor positivo que Dios ha puesto en ella y la reducimos a la animalidad.
Nuestro cuerpo no es para la inmoralidad.  Sin embargo, hoy, hablar de la inmoralidad sexual, es algo muy común en nuestra sociedad. Y muchos, incluso católicos han llegado a ver el pecado de la inmoralidad sexual como algo normal.  Ya no lo consideran pecado.
 
Dios espera que nuestra sexualidad no sea egoísta, esclavizante sino que la vivamos en un ambiente de amor verdadero, de entrega mutua, de compromiso, de respeto por el otro y por su dignidad.
El evangelio de san Juan, nos dice qué es ser cristiano.  El cristiano es aquel que acoge la llamada de Dios y busca seguir a Jesús.
Jesús le dice a los dos discípulos del Bautista: “¿qué buscan?”  ¿Qué andamos nosotros buscando en nuestras luchas, esfuerzos y trabajos?
Muchas persona buscan en la vida: felicidad, paz, seguridad, amor, etc., pero nosotros como cristianos, ¿qué buscamos al creer en Jesús? Muchos buscan respuestas a su vida en todas partes menos donde deben buscarlas.  Muchos hombres y mujeres viven buscando el dinero, la fama, el tener una imagen, estabilidad económica, poder; otros, por miedo no buscan y hacen lo que les dicen los demás.
Como cristianos, hemos de abrir nuestros ojos, despertar nuestros corazones y buscar a Dios y encontrarnos cara a cara con Él y dejar que la persona de Jesús, su vida, cambie nuestro corazón, que la vida de Jesús llene nuestros deseos de felicidad.  Él es el Mesías, Él es el enviado de Dios.  No busquemos más entre los falsos ídolos que no nos traen más que vacío interior; busquemos a Dios, sólo Él colmará nuestros deseos y anhelos.
Ser cristiano es un camino de búsqueda y seguimiento de Jesús, un camino que debemos recorrerlo cada día de nuestra vida, cada día hay que buscar y seguir a Jesús.

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