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martes, 28 de mayo de 2019

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (CICLO C)
 
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LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR (CICLO C)
 
Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión del Señor a los cielos.
 
La fiesta de la Ascensión del Señor no es una fiesta de despedida y mucho menos una fiesta de tristeza o soledad, sino todo lo contrario, es una fiesta de alegría y de esperanza, como lo expresaron los apóstoles que "regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios".
 
Esta fiesta nos debe llenar de alegría y optimismo porque con esta fiesta se ilumina el objetivo de nuestra vida, por qué y para qué estamos viviendo; nos debe llenar de esperanza y de certeza ya que la fiesta de la Ascensión nos muestra el camino hacia “la tierra prometida”, “la casa definitiva”, la felicidad que andamos buscando.
 
Con esta fiesta se nos da la respuesta a la pregunta: ¿Cómo acabó el destino de Jesús?  Con su Ascensión al cielo, sentándose a la derecha de Dios Padre.  Pero también se nos da la respuesta la pregunta: ¿Cuál será el destino de mi vida, cuál será el final de esa película que es mi vida?  Con una ascensión al cielo.
 
Nuestro final será una ascensión, un triunfo porque superaremos nuestras preocupaciones, nuestras angustias, nuestras miserias y pecados de toda nuestra vida.  Jesucristo, ha subido al cielo el primero y ha subido para prepararnos un sitio en el cielo.
 
Lo de aquí abajo, la vida en la tierra es provisional.  Lo de aquí abajo, en palabras de Santa Teresa, es tan solo “una mala noche en una mala posada”.  Lo de allá arriba, lo del cielo, no es una posada; es un palacio, una auténtica casa de lujo y es Dios quien nos recibe; no es un simple gerente, es Dios mismo el que nos prepara el lugar para nuestra estancia por toda la eternidad.
 
A veces, cuando comenzamos a ver una película, nos desanimamos y nos puede resultar aburrida y estamos tentados de cambiar de canal o dejar de ver esa película.  Hay que saber esperar “porque la paciencia todo lo alcanza”.
 
En nuestra vida, nos ocurre, a veces, que queremos abandonar todo, cuando surgen contrariedades, cualquier accidente, fracaso, o dificultad de cualquier tipo.  A veces, incluso, nos hemos dicho: “no es posible que Dios exista y permita estas cosas, estas calamidades, estas guerras, estos crímenes y asesinatos”.
 
Es cierto que todo esto ocurre hoy en nuestros días, pero hay que saber esperar, hay que tener un poco de paciencia que es la virtud que todo lo alcanza.  No juzguéis a Dios hasta el final, hasta que conozcáis el bien que es capaz Dios de sacar de todo este mal y dolor que nos rodea.  Recordad que una madre da a luz con dolor, da a luz y todo se olvida cuando tiene a su hijo entre sus brazos.  Así actuará Dios a su tiempo.
 
Pero además, la 1ª lectura de hoy, del libro de los Hechos de los Apóstoles nos decía: Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? La Ascensión es una llamada de atención a nuestra pasividad, es una llamada de atención a todos aquellos que lo esperan todo del cielo, con los brazos cruzados, sin hacer nada pero metiéndose en todo.
 
Los cristianos somos enviados para hacer presente a Cristo en medio de la familia, en la sociedad, en la economía, en la política; somos enviados a hacer realidad el proyecto de vida de Jesús para nuestro mundo.  Los cristianos no podemos quedarnos mirando al cielo, sino que hay que trabajar aquí en la tierra para construir un mundo conforme al plan de Dios y así poder llegar al cielo como Cristo nuestra cabeza ya está en el Cielo.
 
Los cristianos debemos unir nuestros esfuerzos a los esfuerzos de todos los hombres y mujeres de buena voluntad para construir un mundo más humano y conforme al proyecto de Dios.  Cada uno de nosotros debe perfeccionar y dignificar su pequeño mundo en el que vive, aquello que está a su alcance y así nuestro mundo cambiará.
 
No permitamos que sean otros los que decidan por nosotros lo que tenemos que hacer para resolver nuestros problemas.  Somos nosotros los que tenemos que tomar esa responsabilidad.
 
Debemos trabajar por los derechos humanos de todo hombre y mujer; trabajar para que haya más seguridad en nuestras calles, para que se acabe la violencia, el desempleo y la contaminación que amenaza nuestras vidas y nuestro planeta.
 
No debemos permitir que personas corruptas, porque son más poderosos, tomen las decisiones que nos corresponden a nosotros tomar.  Como cristianos debemos asumir nuestras responsabilidades, dejándonos iluminar por Dios.
 
La Ascensión es la fiesta de la tierra, es la fiesta de la esperanza, es la fiesta del compromiso con este mundo y con sus gentes, es la fiesta para que hagamos presente a Cristo en nuestro mundo llevando a cabo la misión que nos ha encomendado.

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