MONICIONES PARA PENTECOSTES
(CICLO B)
MONICION DE ENTRADA:
El Espíritu del Señor resucitado nos convoca a esta asamblea
de hermanos. Él, el Espíritu que renueva
la faz de la tierra, está presente entre nosotros hoy, en este domingo de
Pentecostés, el último día de las fiestas de Pascua.
MONICION A LA PRIMERA LECTURA:
El Espíritu Santo llega a los cristianos en Pentecostés y
los vuelve comunidad santa y portadora de la verdad. Al recibirlo, el cristiano no es “uno más” en
la comunidad humana, sino miembro y mensajero de la comunidad de Dios.
MONICION A LA SEGUNDA LECTURA:
La Iglesia es una comunidad de personas, habilitadas por el
Espíritu para diferentes ministerios.
Por ello, la actividad de los cristianos en el mundo no debe ser la de
un organismo religioso, sino el motor que lo anime para ir a Dios.
MONICION A LA SECUENCIA:
Leeremos hoy, antes de escuchar el evangelio, una antigua
plegaria al Espíritu Santo. Unámonos a
ella desde el fondo del corazón, pidiéndole que venga a nosotros, y nos renueve
y nos acompañe.
ANTES DEL ALELUYA:
El evangelista Juan describe las funciones del Espíritu en
la comunidad cristiana: es Consolador,
Maestro de la verdad, Testigo de Jesús, Guía, Profeta y Evangelizador. Sólo escuchándolo, los creyentes llegan a
ser “cristianos perfectos”.
Oración universal: Invoquemos ahora al Espíritu, el Padre de
los pobres, el Don de vida que fecunda nuestra existencia y renueva el camino
de la humanidad.
Responderán diciendo: Ven, Espíritu Santo.
-Para que haya paz, concordia, justicia y libertad en todos
los pueblos de la tierra. Oremos.
-Para que en el corazón de todos los hombres crezcan
sentimientos de fraternidad, de solidaridad, de perdón cuando sea
necesario. Oremos.
-Para que los países ricos sean realmente generosos con los
países menos favorecidos. Oremos.
-Para que todos los hombres de buena voluntad se sientan
acompañados por el amor de Dios. Oremos.
-Para que el Papa, nuestro obispo y todos los creyentes
seamos luz para nuestros hermano. Oremos.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Amén
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